Reseñas
Dolor y Gloria, el humanismo detrás de un director de cine

Pedro Almodóvar es uno de los realizadores españoles más destacados, teniendo en su carrera títulos esenciales como “La Piel Que Habito”, “La Ley del Deseo”, “Todo Sobre Mi Madre”, entre otras películas.
En la actualidad, el director español nos entrega, quizá, su obra más íntima y personal hasta el momento, combinando ficción y realidad en forma de retrospectiva sobre una filmografía exitosa como la de Almodóvar. “Dolor y Gloria” es un logro cinematográfico en su totalidad.
La más reciente cinta de Almodóvar nos habla de Salvador Mallo, director de cine que se encuentra en un momento de su vida complicado, ya que sus condiciones no le permiten rodar alguna película, dejándolo en todo un limbo de depresión y de nostalgia sobre cómo ha llegado a esta dicho punto de su vida, pasando por una serie de experiencias y descubrimientos que le van cambiando su perspectiva sobre la vida.
Todo lo que vive el personaje de Salvador, así como las personas que forman parte de su vida, sirven para tener un panorama amplio y conocer cómo fue comenzando el ocaso de Salvador, llevando de la mano al espectador por una serie de situaciones que le permite conocer el ser humano detrás de la imagen de este personaje y quizá, detrás de lo que representa Pedro Almodóvar.
En las películas, el recurso de llevar una historia no lineal requiere de mucho trabajo, más que nada, por el hecho de no perder el tema central de la película. En “Dolor y Gloria” los flashbacks de la vida de Salvador sirven de antesala para reafirmar lo que vamos conociendo del mismo a través de su vida actual, siendo un recurso muy bien empleado en esta cinta.
La fotografía es un punto muy interesante de la película, ya que los colores y las imágenes que vamos viendo durante la misma, logran impactar el ojo del espectador, ya que pareciera por momentos, que estamos viendo lo que Almodóvar ve en su vida cotidiana, algo que muy pocos directores logran reflejar.

El teatro y el cine son tan similares, pero a la vez distintos entre si. Cada uno tiene una cercanía con el público diferente, pero igual de resonante. La nueva película de Pedro Almodóvar juega un poco con ambos estilos, usando monólogos y así reflejar una experiencia similar a la que se vive en una obra de teatro.
Las actuaciones son de primer nivel, Antonio Banderas entrega uno de sus trabajos más comprometidos con Salvador Mallo, logra captar la depresión y el ocaso de la vida de este personaje. El personaje de Alberto Crespo es interpretado de forma espléndida por Asier Etxendía. Pero quién de roba la pantalla es Leonardo Sbaraglia con el papel de Federico, ya que nos entrega uno de los momentos más emotivos de la historia. No sé queda atrás Penélope Cruz, quien aprovecha el tiempo en pantalla para darnos una interpretación sólida.

“Dolor y Gloria” maneja todo compendio de mensajes esenciales para el público receptor, cómo el apego a una figura materna o la exploración sexual a una temprana edad, pero el más importante, en lo personal, es que Pedro Almodóvar nos enseña el detrás de la imagen pública de un director de cine, sobre cómo usa sus experiencias cotidianas para plasmarlas en una película y ve al cine como algo fundamental en su vida y viceversa.
Al final, la última película de Pedro Almodóvar es una película íntima, melancólica y nostálgica que nos habla de cómo el cine puede ser el escape de una vida llena de problemáticas, como una terapia que ayuda a comprender el significado de todo aquello que experimentamos y que nos resulta misterioso, siendo una obra fundamental en la carrera galardonada de este director español, dejando una cinta que debe ser vista por las nuevas generaciones de cineastas que vienen en camino y por el público en general.

Avance de Dolor y Gloria






