Borat Subsequent Moviefilm: La renovación del mockumentary

Una reseña de Eli Hayes en Letterboxd sobre The Poughkeepsie Tapes (Dowdle, 2007) —falso documental de terror sobre un supuesto asesino serial que documentó en cintas VHS sus crímenes— demuestra las posibilidades del género: “Sé que no fue real. OBVIAMENTE no era real, pero replicaba la vida de tal manera que me resulta más inquietante que la mayoría de las otras películas de terror que se encuentran”.

Y a pesar de estos efectos positivos —tomando en cuenta que es uno de sus objetivos principales—, el falso documental está ante la encrucijada de estar en una constante readaptación; uno no cae en el mismo truco dos veces (aparentemente). Es ante esta problemática que se enfrenta Borat Subsequent Moviefilm: Delivery of Prodigious Bribe to American Regime for Make Benefit Once Glorious Nation of Kazakhstan (2020) del debutante director Jason Woliner.

Al regresar a su país tras el mayúsculo éxito de su documental sobre la vida estadounidense, Borat (Sacha Baron Cohen) es severamente castigado por poner en ridículo a Kazajistán ante el resto del mundo. Sin embargo, la versión ficticia del líder Nursultan Narzabayev (Dani Popescu) decide darle una segunda oportunidad para recuperar el honor de su país, asignándole la misión de entregar un regalo especial al vicepresidente Mike Pence ante la víspera de las elecciones presidenciales y la pandemia por el COVID-19. Sin embargo, la misión se agudiza cuando al llegar a Yanquilandia es reconocido por la gente y recibe la sorpresiva visita de su hija Tutar (Maria Bakalova en una sublime interpretación debutante en Estados Unidos).

La clave del éxito para su antecesora fue la exploración del comportamiento social en Estados Unidos, en una sociedad donde la herida provocada por el 11 de septiembre y la Guerra de Irak seguía sin cicatrizar y, en consecuencia, la proliferación de un racismo contra los musulmanes. Aunado a ello, la ventaja que tuvo contra Borat 2 es la ausencia del internet: si bien este ya existía, aún no era el monstruo que años después se convirtió.

Ante esto cabe cuestionarse de qué manera es que Cohen podría retomar un personaje conocido (y hasta cierto punto explotado por el público) sin caer en la misma fórmula que su predecesora. La respuesta radica precisamente en la construcción de la primera parte: la actualización de su entorno. Ante la extremadamente libre posibilidad de encontrar videos en Twitter de conservadores soltando los mismos comentarios que Cohen provocaría que dijeran, él decide seguir incitando a la población a que suelte los mismos epítetos desagradables, pero fijando su microscopio social a otros temas.

Si Borat: Cultural Learnings of America for Make Benefit Glorious Nation of Kazakhstan (2006) toma como premisa la exploración del sueño americano y el racismo interiorizado en Estados Unidos; Borat Subsequent Moviefilm parte de su comportamiento misógino, encabezado por el propio presidente Donald Trump. No es coincidencia que el hijo de Borat cambia su nombre de Huey Lewis a Jeffrey Epstein.

Borat Subsequent Moviefilm evita la conformidad, asume los riesgos necesarios para no hundirse. Algunos de ellos no funcionan, como la puesta en cámara que pierde claridad para el último acto, combinando la cámara en mano documentalista con el emplazamiento más clásico, que hasta por momentos recuerda a su obra anterior El dictador (Lerry Charles, 2012). Sin embargo, el ingrediente principal que hace que la comedia de Sacha Baron Cohen, y en particular con Borat, subsista sigue ahí: la incomodidad. Al británico le sentó bien su entrenamiento con el programa televisivo Who is America?, donde se puso a prueba para después aplicarlos en su personaje más famoso, trayendo consigo una de las secuencias más feroces y atrevidas de su carrera.

Si bien la cinta sacrifica la cantidad de interacciones que Borat tiene con desconocidos, las pocas que hay son mortíferas precisamente por estar al servicio de su objeto de crítica, englobando temas como el aborto, la cosificación, el acoso sexual y el tabú con respecto a la sexualidad femenina. Dicha escasez es compensada con la importancia narrativa de Tutar (incluso por ocasiones superior a la del propio Borat) quien, por ejemplo, mira en la televisión kazaja una fábula al estilo Disney del sueño de ser la princesa Melania junto con su príncipe Donald, quien “la toma por la vagina” y baila con ella.

Sacha Baron Cohen, comediante e historiador con formación en Cambridge, utiliza a Borat como un irreverente Heródoto que recopila testimonios que culminan en un documento fílmico sobre el comportamiento estadounidense cuando tiene la guardia baja. Aunque es poco probable que el padre de la Historia hubiese llegado al Ágora vestido de miembro del Ku Klux Klan.

Avance de Borat Subsequent Moviefilm