Reseñas
Space Jam: una nueva era, un cambio generacional para los Looney Tunes
¿Quién diría que un comercial iba a ser la inspiración para uno de los clásicos de animación que marcaría la infancia de varias personas? Space Jam. Teniendo en su reparto principal a una de las estrellas del basquetbol más influyentes de su generación, Michael Jordan, jugando un partido que marcaría el destino de los Looney Tunes (y del mundo). Después de más de dos décadas desde su estreno, llega la secuela, solo que ahora protagonizada por LeBron James, estrella de la NBA en la actualidad y con un sinfín de referencias a la cultura popular.
LeBron James tiene dificultades para que su hijo, Dom, pueda seguir sus pasos como basquetbolista, debido a que prefiere dedicarse al mundo de los videojuegos. Después de una reunión de negocios fallida, Al G. Ritmo (Don Cheadle) quiere tomar venganza contra LeBron y lo absorbe al serviverso, el espacio donde todos los grandes universos creados por Warner Brothers coexisten y en dónde el Rey James disputará un juego de basquetbol para salvar a su hijo, quien está secuestrado por el propio Al G. Ritmo.
El primer punto a resaltar es el gran cambio generacional que hay entre ambas películas de Space Jam, mientras la primera es más sencilla en varios aspectos, la nueva entrega es una sobreexplotación de recursos y referencias para intentar crear una experiencia totalmente única y completa. Pero ese es uno de los problemas que tiene la secuela, se siente demasiado abrumador presenciar diversas licencias producidas por Warner Brothers coexistiendo a la vez, provoca que la atención sea dispersa y no te concentres en lo que en verdad importa.
Justo eso es lo provoca que Space Jam: Una Nueva Era se vuelva un largometraje de oportunidades perdidas, no hacen un esfuerzo por crear algo más allá que la mera referencia nostálgica o por demostrar como los Looney Tunes se han vuelto irrelevantes. Todo se queda aislado, sin sustancia, intenta impresionar con lo más fácil y no están a la altura de su predecesora, la cual respeta a los personajes de los Looney Tunes y les da su merecido espacio para que puedan destacar en su momento y revivieran. Se quedaron cortos en todo lo que pudo ser innovador.
Otro error es el papel que tienen los Looney Tunes en su propia película, son personajes secundarios, no tienen el protagonismo que merecen, por lo que entran en segundo plano e incluso llegan a carecer de sustancia. No tiene motivaciones genuinas y simplemente sirven como nostalgia, pero no de la buena, son Looney Tunes casi flojos y hasta impredecibles. Se nota que aquellos que desarrollaron la historia les hizo falta ponerse al día y conocer más las caricaturas clásicas.
Pero el peor de sus errores viene en la batalla deportiva y es que algo que siempre caracterizó a la anterior película fue el basquetbol, ponían en alto las habilidades de Michael Jordan y era más sencilla en cuanto a recursos. En esta secuela es difícil distinguir que es lo que en verdad están jugando los personajes, es tan abrumador ver todos los poderes que reciben o los estilos de duelos que hay, que no se puede disfrutar de las capacidades de LeBron James, algo que es total responsabilidad de los realizadores que no saben a quien darle gusto en particular; si a los fans del material original y del basquetbol o a las nuevas generaciones que se sorprenden con lo más avanzado en cuanto a tecnología y extravagancia, por lo que el cambio generacional entre ambos filmes es muy notorio y solo nos hace dudar sobre el futuro de la industria. ¿Qué importará más en una película, el desarrollo de la historia o su capacidad de hacer un espectáculo visual sin profundidad?
Dentro de todo lo malo también hay que hablar de lo bueno, porque a pesar de sus fallas, Space Jam: Una Nueva Era tiene una excelente animación, la cual llega a ser muy variada y juegan a la hora de combinar los diferentes estilos dentro del largometraje, haciendo que la experiencia en pantalla sea más dinámica y no tan monótona, a pesar de que por momentos llega a ser muy raro que de la nada se vayan cambiando los efectos visuales, pero omitiendo ese hecho, es más fácil dejarse llevar con la vista.
En su momento fue muy cuestionado el papel de Michael Jordan en Space Jam, pues al no ser un actor profesional y llevar en sus hombros el peso de la película pudo haber fracasado, pero se defiende, no es como que se pudiera esperar mucho de su parte. En el caso de la secuela, LeBron James es ayudado para no salir perjudicado por actores ya probados como Don Cheadle, quien trata de ser muy carismático y estar a la altura del villano de la trama. Tampoco es como si se esperara una actuación fuera de otro mundo para LeBron.
Algo más a destacar es el mensaje que tratan de darle al público, pues Space Jam: Una Nueva Era se enfoca mucho en retratar los contrastes de la relación entre un padre y su hijo, en dónde el hijo busca encontrar su propia voz, tener algo más relajado y divertirse, a pesar de ir en contra de lo que su padre quiere y desea para él a partir de disciplina y constancia y con el que fácilmente se podrá identificar más de uno.
Space Jam: Una Nueva Era no es mala, pero tampoco es buena, cae en sus propias ambiciones de atraer a las generaciones actuales y en crear una nostalgia sólida a los fanáticos que crecieron con la predecesora, termina por ser una película que carece de tener una voz propia y única, ya que la mayor parte de su propuesta se basa en crear una experiencia visual pero sin sustancia, lo cual es una lastima, porque tienen material de sobra para haber creado una secuela digna de ser recordada como aquella épica Space Jam de Michael Jordan. La verdad, pudo ser peor el resultado final.
Avance de Space Jam: Una Nueva Era