Reseñas
Gladiador II: Hay leyendas tan grandes que cualquier secuela les queda corta
Gladiador II existe bajo una pesada sombra, la del general Máximo Décimo Meridio.
24 años después de la mano de Ridley Scott llega Gladiador II, la secuela que nadie pidió y que nadie necesitaba. Gladiador fue una de las mejores películas del 2000 y se ha catalogado en el ranking 40 de la lista de las 100 mejores películas de la historia de la revista Rolling Stone. Una historia completa que cierra su arco de principio a fin, que narra una historia de venganza con tintes patrióticos que marco la infancia y/o la adolescencia de muchos.
Para esta segunda entrega seguimos la historia de Lucius (Paul Mescal) después de la muerte de Máximo, quien fue escondido en un poblado de África para que años después fuera vencido y esclavizado por el general Acacius (Pedro Pascal) para después hacerlo pelear en la arena del Coliseo romano (mostrando su grandes dotes de estratega militar que claro no pudo mostrar al inicio por el bien de la trama) y descubrir que es el bastardo del mismísimo Máximo, así el buscará lograr ejecutar el plan de su padre antes de morir en la arena.
Para fines prácticos, Gladiador II no logra igualar a su antecesora, no solo porque la sombra de Máximo sea muy grande, sino porque el trabajo del guion y la misma ejecución deja mucho que desear. De entrada el guion es igual al de la primera película en un 80%.
Las actuaciones de Pedro Pascal y Connie Nielsen están bien, no destacan como uno hubiera imaginado pero cumplen, sin embargo en el caso de Paul Mescal se siente una actuación sobrada, exagerada y en ocasiones da pena ajena, pero no se siente que sea culpa al 100% de Mescal, parece ser más por las circunstancias que plantea el guion; del otro lado de la moneda tenemos el caso de Denzel Washington quien logra dar la actuación de la cinta y probablemente una de las mejores de su carrera, sin embrago es difícil saber si esto le valga para llegar a la temporada de premios.
En cuestiones técnicas pasamos de puntos emocionantes en Gladiador II como recrear una batalla naval en la arena, a partes completamente ridículas como poner tiburones en un cgi que da más pena que risa.
La situación actual de Ridley Scott es triste, tocar sus clásicos de esta forma para sólo vivir de éxitos pasados y decepcionar con narrativas sacadas de la manga resulta desalentador.