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Diablero y el cómo hacer una gran serie de Netflix en contra de todo
Hace una semana se estrenó en Netflix la segunda temporada de Diablero tras un año de espera después de la primera temporada.
Diablero es una serie mexicana que trata temas ancestrales, chamanismo y toda esta combinación de culturas y creencias que vivimos día a día en la Ciudad de México; protagonizada por Horacio García Rojas, Giselle Kuri, Christopher Von Uckermann y Fatima Molina.
La serie transcurre bien aunque como buena serie mexicana, de pronto hay situaciones que se resuelven de formas muy sencillas y banales. El guion no es nada del otro mundo, pero a pesar de su sencillez se logra adaptar de una gran manera al léxico representativo de la Ciudad de México.
Incluso, la serie logra meter muchas de las ideas chamanistas que tenían nuestros ancestros prehispánicos y las mezcla con toda esta onda de la religión católica, algo así como ir a la plancha del Zócalo de la CDMX y ver a los danzantes al mismo tiempo que la Catedral Metropolitana.
Pero esto no es una reseña como tal, aquí les quiero hablar de un tema de racismo, poca publicidad y nula atención de parte del servicio de streaming, Netflix.
Diablero es producida por Morena Films, una pequeña productora española que logró venderle su proyecto al gigante rojo hace unos cuantos años. La empresa creyó en el proyecto y se avanzó a la producción de la serie, teniendo un impacto bastante positivo en su primera temporada, llegando a 7.9 puntos de rating en Netflix y teniendo excelentes reseñas tanto en redes sociales como en sitios especializados como IMDB y Rotten Tomatoes.
Todo parecía ir de maravilla para esta serie, tan solo 2 meses después de su estreno se anunció la renovación de la serie para una nueva temporada, aunque no dieron una fecha de estreno en concreto.
Y básicamente así nos quedamos, sin saber más esta fantástica serie. Pero eso es normal con Netflix hasta cierto punto. El tiempo seguía pasando y seguíamos sin noticias de la segunda temporada de Diablero.
Hasta que por fin en diciembre del 2019, se revela el anunció de que la continuación llegará para el primer mes de la nueva década. El problema es que ahí se quedó.
Estamos acostumbrados a que el departamento de publicidad de Netflix saque constantemente publicidad sobre sus series insignia, no podemos olvidar como nos atascaron tanto de comerciales en redes sociales, como con espectaculares, de la segunda, y pésima, temporada de “La Casa de las Flores”; o como hemos visto con la segunda temporada de “Narcos: México” la cual nos están anunciando prácticamente desde una semana después de que se estrenó la primera.
Pero, ¿qué pasó con “Diablero”? Pues nadie tenía idea, si querías saber más de la serie tenías que buscar en internet y encontrar alguna nota perdida por ahí, o tal vez podías encontrarte con los estrenos del mes y ver ahí, en letras chiquitas, que por fin volvería la serie.
Es extremadamente triste ver la poca publicidad que Netflix le dio a esta producción mexicana, así como el bajón de presupuesto que le dieron a la productora para realizar la serie, cosa que se puede ver en esta segunda temporada.
¿No les parece extraño? Una serie protagonizada por personajes que son de una etnicidad muy mexa y que trata temas que tienen que ver con las raíces de este país, con tan poca publicidad y básicamente relegada por la compañía de streaming. A mí me suena un poco a racismo, ¿A ustedes no?
Además de que decidieron subirla el mismo día que los últimos capítulos del caballo que todos amamos Bojack Horseman y una de sus mejores producciones, y más ambiciosas, como es el caso de Uncut Gems.
Teniendo series como La casa de las Flores y El Club que básicamente representan a la minoría whitexican de este país y que básicamente son un formato de telenovela “adaptada”, es un alivio poder tener series como Diablero que tratan temas un poco más obscuros y que nos llevan a conectarnos con nuestras raíces prehispánicas.
Esperemos Netflix le dé tanto la publicidad como el presupuesto que la serie merezca, ya que es una serie con mucho, pero mucho potencial. ¿A quién no le gustan los demonios y los exorcismos?