Reseñas
Reseña de ‘El Arte de Defenderse’
En épocas recientes se ha hablado mucho de la masculinidad, frecuentemente utilizando la palabra “tóxica” como complemento, señalando aquellos comportamientos que se encontraban normalizados por la educación con la que muchos crecimos, pero que afortunadamente hemos ido cuestionando y estamos tratando de cambiar. Desafortunadamente, aún en muchos ámbitos somos testigos de sus vestigios y no siempre son fáciles de identificar, pero hasta en las pláticas más comunes siguen existiendo.
El cine también está tratando de modificar esos errores de antaño. En la actualidad, se agradece que las películas se integren la cultura “woke” (aquella que busca cuidar su discurso para no ser ofensivos), pero también es refrescante e igualmente importante recibir un producto en el que se visibilizan estos comportamientos para que sean claras las afectaciones de ellos y que entendamos cómo erradicarlos.
Haciendo alusión a este caso, tenemos la nueva película de Riley Stearns, The art of self defense (llamada en México ‘El arte de defenderse’, y distribuida en nuestro país por Cine Caníbal). Nos cuenta la historia de Casey Davies (interpretado por Jesse Eisenberg), un agradable contador que gusta de la música contemporánea y desea viajar a Francia alguna vez. Su única compañía, ya que es un hombre solitario, es su perro salchicha. Una noche en la que necesita salir a hacer compras, sufre un evento traumático que lo deja en un limbo de ansiedad y temores, por lo que decide hacer cambios en su vida para convertirse en una persona intimidante y dejar de sentirse un cobarde. Así es como conoce a Sensei (Alessandro Nivola), quien maneja una escuela de Karate y está más que dispuesto a ayudar a Casey con su objetivo.
Esta comedia negra, que fue estrenada en el Festival South by Southwest, nos regala a un Jesse Eisenberg que se luce con la personalidad introvertida (como lo hemos visto en The squid and the whale o Louder tan bombs), pero que igualmente nos provoca muchas risas en sus momentos de seguridad (igual que en The Social Network o Now you see me). Impresiona también Anna, su compañera de clases en la película, muy bien interpretada por Imogen Poots, que todo el tiempo destila fuerza, conocimiento y una sed de venganza que cautiva.
Con sus intencionales exageraciones, la película logra provocar carcajadas exhibiendo esos clichés y estereotipos de la masculinidad que todos hemos detectado: hombres peleando por ser el macho alfa, sus conversaciones misóginas, la violencia desmedida, etc. Si bien la moraleja se entiende a la perfección por su crudeza, contarla entre las risas que nos arranca una historia tan original es el valor principal de este encantador filme.