Reseñas
La Caja de Lorenzo Vigas

La trayectoria de Lorenzo Vigas ha sido singular, por decir lo menos. Venezolano de nacimiento, pero viviendo y apreciando México desde hace una veintena de años, el cineasta ha impreso su mirada fresca y su visión externa en tres realizaciones que dicen mucho de nuestro país y nos permiten analizarlo no sólo como una entidad individual, también como una de las partes primordiales de un todo latinoamericano, donde las idiosincrasias y comportamientos suelen ser similares, para bien y para mal.
Es así como Vigas concibe en el 2003 el cortometraje ‘Los Elefantes Nunca Olvidan’, al que le siguió la hechura del largometraje ‘Desde Allá’ en el 2015, que a la postre le consiguiera el preciado León de Oro. Ambas se unen con el hilo conductor de un problema que se encuentra vigente en la mencionada región con una normalidad avasallante: la ausencia de los padres de familia, que desaparecen o se marchan sin mirar atrás, dejando un vacío que para algunos se vuelve tristemente asfixiante.
Este año, el director cierra la trilogía de este tema con la película titulada ‘La Caja’. La historia tiene como protagonista a Hatzín Leyva (Hatzín Navarrete), un adolescente de trece años que viaja de la Ciudad de México al norte del país para recoger los restos de su papá, que presuntamente murió en un accidente minero. Antes de emprender su camino de regreso tropieza con un rostro conocido, el de Mario Enderle (Hernán Mendoza). Hatzín resuelve quedarse con él y, aunque al principio es rechazado, eventualmente se vuelve parte del clan. Esta elección le abrirá los ojos respecto a lo que significa el apego familiar y las oportunidades laborales, además de los extremos a los que se llega bajo un juramento de lealtad.
Respetando el eje central de su cometido, Vigas plantea en ‘La Caja’ el cuestionamiento de cuánto afecta la falta de una figura paterna en la comprensión y definición de identidad en un joven, sobre todo estando en una edad tan vulnerable.
Esto lo logra con una combinación de actores que se equilibran gracias a los bagajes de cada uno en la industria: Mientras Hernán Mendoza posee una carrera ya cimentada, Hatzín Navarrete debuta como histrión en este filme. Mendoza nos ofrece entonces a un hombre risueño de carácter implacable, que no duda en hacer lo necesario para que el negocio sea redituable y forjarse uno propio, y Navarrete crea a un muchacho que no requiere hablar mucho para que intuyamos su pensamiento y decisiones, nos basta con observar su penetrante mirada, que se vuelve testigo de lo mejor y lo peor de la gente, perdiendo con ello el remanente de inocencia que poseía.
Otro de los personajes principales en ‘La Caja’ es el entorno en el que desarrolla la trama. Filmada en Chihuahua, la cinematografía de Sergio Armstrong (colaborador frecuente de Pablo Larraín) expone un desierto cruel, que a ratos sofoca con calor seco y en otros no se toca el corazón lanzando fríos y ventisca. Éste es casi un símil de sus habitantes, quienes sobreponen sus intereses al bienestar de los demás, aprovechándose de la vulnerabilidad y necesidad de quienes se acercan buscando oportunidades.
El poder que les otorga tener fuentes de trabajo ha convertido a seres sin escrúpulos en una suerte de dioses, y los peligros de esta consecuencia llevan al espectador a repensar los derechos laborales (o su inexistencia), y el sometimiento inevitable de los desfavorecidos, cuya subordinación amenaza con trastocar sus existencias.
Estrenada en el Festival de Cine de Venecia del 2021 y designada para representar a Venezuela en la próxima entrega de los premios de la Academia, ‘La Caja’ es una exploración a la grieta que deja una ausencia fundamental. Lorenzo Vigas nos recuerda que hay presencias irremplazables, y está en la conciencia de cada quién saber hasta dónde puede llegar para reparar esas carencias. Y, con una elegante sutileza, la cinta le sugiere al público que indague dentro de sí mismo: En la intimidad de los sentimientos y memorias, ¿qué hemos decidido almacenar en nuestra caja?
Avance de La Caja
