El Rollo Oculto
La extinción del Fidecine, una secuela negativa inminente
La Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, después de una reunión de aproximadamente de 19 horas, tomó la controversial decisión de desaparecer 109 fideicomisos provenientes de distintas dependencias, entre ellas el Fidecine (Fondo de Inversión y Estímulos al Cine).
Ya aprobada su extinción, surgió todo un debate inmenso en redes sociales entre las personas y celebridades. Figuras como Guillermo del Toro o Gael García Bernal mostraron su descontento.
Mientras en los usuarios de redes sociales, algunos tomaron una postura negativa de quitar el fideicomiso, afirmando que es un retroceso al cine nacional. La otra parte, se mostraban burlones declarando que con dicha decisión el cine basura mexicano dejará de realizarse.
La realidad es otra.
Desde sus cimientos, el Fidecine apoyó a la quinta parte de la producción nacional desde el 2002, siendo “Nuevo Orden” de Michel Franco el ejemplo más cercano que podemos apreciar.
No solo apoyan a la producción de películas, también destinaban recursos a la post-producción y exhibición del producto cinematográfico mexicano.
Aparte de la nueva propuesta de Michel Franco, gracias al Fidecine tuvimos la oportunidad de ver proyectos como “Perfume de Violetas“, “El Infierno“, “La Dictadura Perfecta“, “Güeros“, “Hasta los Dientes“, entre otros, incluso las películas menos queridas, como por ejemplo, “No se aceptan devoluciones” y “Un Gallo con muchos huevos“.
La mayoría de las producciones independientes dependían de este apoyo, por lo que el panorama se torna difícil para los realizadores.
Tendrán que picar piedra buscando apoyos de empresas privadas, pero seamos honestos, si nos ponemos en los zapatos de los inversionistas, solo darán dinero a los proyectos que sean comerciales, dejando de lado lo artístico o trascendental.
A pesar de ello, el Imcine (Instituto Mexicano de Cinematografía) y el Gobierno Mexicano están analizando la creación y distribución de apoyos a las producciones futuras. Ojalá sea una realidad dichas propuestas, ojalá.
Sin duda alguna, el final del Fidecine significa un paso atrás a una industria mexicana, que en su momento fue de las más importantes, cuya calidad se fue diluyendo y su capacidad conforme el paso de los años (y de los sexenios), centrando sus metas en lo financiero y no en lo esencial de la cinematografía, siendo uno de muchos apoyos desaparecidos para que el Gobierno obtenga más de 68 mil millones de pesos con su extinción.
Cada vez que hay un retroceso en el cine mexicano, no solo los realizadores salen afectados, también los espectadores, cuya visión critica va desapareciendo conforme salen a la luz más producciones típicas y malas, llegando a un conformismo que logrará opacar a las propuestas que necesitamos para retomar aquellas épocas gloriosas. El porvenir del cine nacional está en una incertidumbre.